Nubelo, el cupido del trabajo online

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Hace 2 años y algo tomé la decisión de ser independiente, o por lo menos eso creía, porque cuando dejas de trabajar diariamente 8 horas en una oficina, es cuando comienzas a trabajar 12 horas al día en diferentes oficinas. Y otra de las cosas que cambian son los días, no existen los lunes, miércoles, viernes o domingo, pierdes la noción del tiempo. Y en mi caso, ya no me interesaba mucho el fin de semana, solo quería avanzar en mi proyecto. Es porque el emprendedor ama lo que hace, lucha por esos resultados, es analítico, crea sus propios métodos para mejorar aún más sus servicios. Se preocupa y se compromete cuando ve que lo que está haciendo tiene resultados. Sigue Leyendo

¿Tu cerebro está en piloto automático? 5 ejercicios para sacarlo del adormecimiento ya!

Termina el domingo y piensas “mañana lunes otra vez sobre la ciudad”, la semana comenzó y con ella la rutina, entrega de informes, reuniones, horas extras, presentación de presupuestos.

Sientes que tu cuerpo repite hábitos, actitudes, ya conoce los lugares a los que debes ir sin siquiera pensarlo, lo hace por inercia y lo único que quieres es que arribe el viernes, y así unas semana tras otra, un mes tras otro. Sigue Leyendo

El despertar del emprendimiento en LatinoAmérica, desde la tierra del café.

“Cuéntalo como una historia”, esa era la leyenda que siempre leía antes de entrar a la sala de reuniones de Ogilvy Interactive. Con esa gráfica del viejo David (léase Deivid), con toda una ideología que hasta hoy muchos llevan a la práctica, y es porque él ha sido uno de los emprendedores capaces de crear un sistema y una historia que funciona.

Y como buen alumno, escuché al viejo Deivid (dejémoslo así por hoy). Salí a buscar mi historia, porque el sistema lo estoy desarrollando aún. Y me encontré con una que les comparto. Sigue Leyendo

Sobresalen, el partner de los diseñadores

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Ese negocio es mío, me lo voy a ganar!

Hoy leí un artículo que explicaba la vivencia de un emprendedor para renunciar a su trabajo. Donde debía juntar algo como 3.800 dólares, que era el costo de cubrir sus gastos fijos, para poder despedirse de su trabajo a punta de emprendimiento. Y la manera en que lo hacía era muy sencilla: vendiendo un producto antes de tenerlo. Sigue Leyendo